domingo, 27 de mayo de 2012

Flyye (réplica LBT) 1961a


Hay material excelente en determinados cometidos, lugares o situaciones, pero como los saques de ahí pueden ser una pesadilla. Otro, menos específico, no es bueno en nada en particular, pero puedes meterte en cualquier lío, que por lo menos no te joderá a traición. Lo malo es cuando aparece uno que está a medio camino. Y cuando hace fortuna, se convierte en tendencia y amenaza al insinuarse su universalidad, tenemos un problema.


Nunca he estado en Virginia Beach, pero no es dificil imaginárselo como un lugar donde en ciertos en bares o gimnasios te cruzas  con tíos muy tatuados con anclas, águilas, tridentes y cosas así.

Ahí mismo, en el 585 de la calle London Bridge, y desde 1989 está LBT. Una marca cara, de diseños conservadores, que ofrece garantía de por vida en sus productos. De las del proudly made in the USA: mientras Eagle fabrica en República Dominicana y Blackhawk en Vietnam, LBT continúa apostando por la manufactura local.

En algún momento de la primera mitad de los 2000 se sacaron de la manga un modelo de chest rig al que llamaron 1961a. Pronto se hizo popular entre la comunidad SFs y al cabo de unos años no solo no perdió vigencia sino que incluso se gana la estima de un buen puñado de recreadores y fans. Demasiadas apariciones estelares en ref pics como para resistirse.

Es en este punto cuando los japoneses de Flyye toman uno, lo despiezan y acaban vendiendo una réplica que acaba en nuestras manos.



Teniendo presente que se no se trata de un original y que es muy posible que haya detalles que difieran, echamos un ojo al concepto y el diseño. Pero antes hay que ubicar este webbing en su época, una era todavía pre-molle donde si bien ya asomaban novedades lo que mandaba en el issued eran los toscos LBV y Alice. Sobre éstos el 1961 supone un avance pese a seguir siendo un rig simétrico con pouches fijos.

Poniéndonos sobre la mesa de dibujo de LBT suponemos las intenciones del diseñador: un chest ligero que se pudiese usar sobre armadura o sin ella, con capacidad para un montón de cosas (no racanearon:  granadas de mano y de 40mm, mags de fusil... y hasta de pistola!)  cada una con un sitio y que además se echasen mano fácil, sin escatimar en velcro.

Una concepción desde luego voluntariosa, casi infantil: meterte encima todo lo que puedas necesitar y más, todo en su pouch casi pensado a medida. En principio una intención más que razonable. Cuanto más podamos cargarnos sin que pese, mejor. Que de eso nunca sobra.

El problema es que una "gran capacidad de carga" esa letanía angélica que excita a los espíritus golosos, implica que tienes que poder cargarlo a tope sin mayores consecuencias, porque de otro modo esa gran capacidad o no es tanta o no es practicable. Fruncimos el ceño pensando cómo vamos a lidiar con tanto pouch velcrado. Pero miraremos eso más adelante.



Antes de ajustar el 1961 para nosotros, levantamos el conjunto que en vacío tiene un peso adecuado. Flyye asegura que la tela es Cordura 1000D, pero aparentemente pesa algo menos y tiene menor empaque que esa densidad  pensada para que tus nietos hereden el gear. Con una 500D de verdad sería suficiente. Las costuras son bien correctas, en sintonía con el resto de los materiales. Excepto con los clips. La réplica los ofrece en khaki, pero los de este ejemplar sufrieron un spray en negro para dejarlos como los del original - un gran error. Tal vez por eso, tal vez defecto de origen, no funcionan bien. Incluso
los dos grandes frontales se comportan horriblemente, al límite de poder ser usables. Volveremos a los buckles, y no será agradable para nadie.



Todos los ajustes al usuario se hacen por la parte posterior. La sujección al lumbar puede ser correcta (aunque dejamos strap sobrante, y eso suele ser buena idea, en previsión de que pongamos armadura o prendas gruesas) pero a nivel dorsal no es perfecta. La distribución del peso sobre el cuerpo es caprichosa y los triángulos que rematan los tirantes son propensos a doblarse sobre sí cuando te pones el chaleco.



En los tirantes debe notarse que tenemos una réplica en las manos y no un original, salvo que en LBT se dediquen a descuidar elementos fundamentales dándole este aire rústico y entumecido. He visto varas de titanio más esponjosas que este tirante que tiene la función, se supone que secundaria, de repartir el peso de tus hombros sin rompértelos o abrasártelos.

Ambos tienen velcro bajo el que encasquetar cables, antenas o elementos que desconocemos. Al menos no pesa demasiado.



Una visión general del frontal. Bajo los grandes clips negros (en origen de la réplica, khaki, en el original negro) se asoma la miríada de pouches que pasaremos a desgranar.

-4x double 5.56 mag pouch
-2x single pistol pouch
-3x 40mm grenade pouch

Destacan 4x pouches para cargadores de fusil, en los que podemos meter x2 mags de 5.56 en cada uno. Sumándolos tenemos la asombrosa cantidad de 8x mags. Esto son, en munición real,

-240 cartuchos, a 30 por mag.
-3600 gramos, a 450 por mag.

Sería frívolo decir si son muchos o pocos, solamente consideraremos que en la época que fue concebido este rig todavía no estaban en boga los modernos programas de entrenamiento en tiro y la máxima del aim more, shoot less.



Apartamos la vista momentáneamente de los cargadores de fusil para fijarnos en los de pistola, colocados bajo ellos. Pueden alojar a dos, en este caso de una Sig 226 de airsoft. Se aprecia que prácticamente la mitad del mag asoma fuera del pouch, con la tapeta sujeta detrás.

Por cierto,

-30 cartuchos, 15 por mag.
-600 gramos, 300 por mag.


Algo está siendo extraño. Aquí evidenciamos una particularidad -para el que escribe, un tremendo error- del diseño del 1961: la conflictiva configuración de los cargadores de fusil cargados junto a los pouches que tiene por debajo.



Vista de ambos pouches para cargadores. Cuando llenamos los dos, vemos que la tapeta del de fusil está sujeta por apenas una pulgada de velcro. Esto podría no ser necesariamente malo si pensamos que con cualquier enganchón se quitará, nada de eso. De hecho si queremos abrirlo tirando desde un vértice inferior no tenemos casi superficie donde poner los dedos, y si llevamos guantes podemos darnos por jodidos. Estamos obligados a hacer otro movimiento con la mano y a agarrar por otro lugar... que siempre será menos cómodo y más lento.

Otro detalle que no es menor es el generoso espacio entre la tapa de los cargadores y la tapeta que evita que se salgan, realmente es una invitación a que se deslicen por el lado.

Pero nada comparado con todos los boletos ganadores que tienen para perderse los mags de pistola. Sería sorprendente hacer unos cuantos movimientos bruscos y que continuasen ahí. Si nos aventuramos a reptar, acabarán pegándonos en las rodillas: nada que nos extrañe si recordamos la infinita superficie que tienen fuera y la escasa capacidad comprensiva de la cordura y el velcro. A estas alturas tampoco se nos olvida que llevamos en tan poco espacio medio kilo del ala. En airsoft es mucho menos, pero las posibilidades de palmarlo continúan amenazantes.

Esto ocurre más intensamente con el pouch compartido con el de pistola, pero también en los de las granadas.



No llega la sangre al río y ese armagedón para nuestros cargadores no es inevitable. En caso de prescindir de la segunda línea de pouches (algo que se puede agradecer si hay que pegar la panza al suelo, porque el volumen es importante) los mags sí quedan fijados bajo una generosa y adecuada capa del tela. Y además hasta se pueden agarrar fácil. Pero perdemos un montón de esas cosas que construyen esa gran capacidad de carga que nos llamó la atención al principio y ganamos... peso muerto en tela y velcro. No mucho, pero siempre algo. Además se nos puede enganchar por ahí. Buf.



Lo bueno de los pouches es que aunque están pensados para cobijar elementos más o menos específicos, nadie dice que no se le puedan meter otros. Quién le dice que no a una bengala y a una multiherramienta en lugar de cargadores y granadas?



O agua. Eso nunca sobra.



La tapeta que tan corta nos resulta para cubrir cargadores cumple su función con el botellín de medio litro.



Recuperándonos del susto del frontal deslizamos nuestra atención hacia los laterales. En primera instancia cuenta con tres compartimentos:

-1x bolsillo interno
-1x pouch general
-1x pouch granada

En esta configuración mostramos el pouch interno como alojamiento para una pistola, algo que siempre parece tentador. Que nadie se emocione con esto: como forma de transportarla es excelente, pero quedémonos ahí. Querer sacarla de ahí rápidamente es una quimera en primer lugar por su elevada posición y en segundo, por el diminuto tamaño del clip que la asegura. Operar con precisión los dedos a esas alturas entre la VI y VII costilla es lento, pero permitan insistir que no fue pensado para llevar una pistola. Pero entonces, por qué un par de portacargadores? Por si acaso, supongamos.



Un alojamiento más razonable. Y seamos honestos, que no todos los chest rig pueden llevar dignamente algo de este peso y volumen bajo el brazo.



O mucho mejor. La vida es corta y las golosinas molan.

Se aprecia en esta foto la banda elástica, de buena calidad, que ayuda en el cierre de un bolsillo interno que suma enteros.



En el extremo del rig alcanzamos a unos pouches que tal vez fueran diseñados para algún elemento específico. Supongamos que es así, porque resultan demasiado pequeños para casi cualquier cosa.

Apreciamos unido a él un bolsillo para granadas de mano, en este caso algo parecido a una Mk2 como modelo. Para elementos de este tamaño es excelente, aunque de nuevo el buckle liliputiense está ahí para recordarnos que las cosas que explotan no son cosa banal y mejor será que nos pensemos en sacarlas. Por lo menos nos queda en una posición que no requiere contorsionismos de muñeca. Siempre es bueno tener útiles así a mano y medianamente seguros, y con este pouch se consigue. El problema es que la especificidad de su diseño únicamente lo hace apto para un tipo de granadas. Una de humo, salvo que las haya muy pequeñas, no tendrá cabida. Y si cupiese, se caería.



Levantamos la gruesa tapeta cerrada por velcro para encontrarnos una segunda, de nylon muy elástico sujeta por nada menos que seis corchetes.



Seguro que le encontramos alguna utilidad a este peculiar doble cierre. Mientras eso ocurre, lo enviaremos al cajón de los repuestos. El exiguo interior del pouch cobija en este modelo un pequeño botiquín. No da para mucho más.



Pouch abierto y vacío, con la segunda tapa volteada en la derecha. Prestamos atención al aliviadero del fondo, presente en el resto de los bolsillos. Pero éste utility (?) resulta desconcertante en su limitado tamaño. Está OK para un botiquín o un NOD (y la extraña segunda segunda tapeta tendría alguna utilidad echaría una mano haciendo presión y evitando que se dañase mucho con el movimiento) pero hasta para dejar los cargadores usados se queda pequeño. Más profundidad le vendría genial.



Giramos de lado y encontramos la misma distribución pero con otras utilidades. En un agradable guiño, el pouch interior y el velcro del tirante hacen sentido en una afortunada combinación: no es sencillo calzar una señora AN/PRC148, su mastodóntica antena y un TEA PTT de manera tan grácil. Quizás hayamos encontrado uno de los elementos específicos sobre los que LBT diseñó el 1961.



En ésta ocasión no hay fallo con los clips, el grosor del velcro ni nada. Solo podemos confiar en que la antena no soporte una posición (demasiado) forzada y el PTT se mantenga donde está.



Meter una radio así sin que nos martirice u ocupe un espacio desmesurado es un logro, y éste rig pasa la prueba. Si soporta una PRC 148, los modelos PMR mucho más reducidos se los merienda a pares.



Otra vista más del cierre, la posición de la antena y los pouches de cargadores. Sobre el borde superior de la placa base del rig volveremos pronto.



Pero no antes de seguir regocijándonos en los laterales. En efecto es éste el único modo de meter una cantimplora... ladeada y desequilibrada. Pero al menos va más que sujeta.



Imbuído por la obsesión de meterlo todo, algún genio creador decidió cumplir con el chest rig canónico y calzarle un portamapas. Buena idea. Hasta que para rasgar el velcro en canal y abrirlo a tope, tienes que quitártelo (o eso o los brazos) y retirar los clips frontales. De otro modo es virtualmente imposible agarrar nada ahí dentro que no esté en tu esternón.

Tampoco perdemos gran cosa, porque poco más podemos encasquetar aquí. Un sobre con algunos papeles, una bandera para que no nos bombardeen... y que no sea de tela gruesa. Porque por encima de eso podríamos estar cargando con muchos gramos y muchos centímetros de metal. Podríamos colocarnos el 1961 y hacer flexiones sobre él, realmente.



Si precindimos de la operación de quitarse todo el webbing para alcanzar el interior del portamapas, podemos emparedar los papeles en este espacio.  Porque el modelo no es mucho más grande que un A4 doblado tres veces.



...y siquiera cierra del todo. Puede valer para útiles pequeños, y desde luego no se perderá entre las insondables profundidades de otros portamapas.  Pero sigue siendo un montón de velcro y capas de nylon que aportan peso y una utilidad difusa, aparte de colocar una SAPI como solución provisional. Que por cierto, no es tan mala pero sí debe ser provisional.



Nuestro ejemplar con uso muy ligero y ese color no muy apagado. Con él encima en esta misma configuración "no demasiado pesada para pensarlo pero sí para usarlo" no se acusa tanto el increible volumen y peso que podríamos soportar. En serio. Incluso si pegamos un par de carreras, damos un par de tumbos por el suelo e intentamos caminar hacia atrás con las manos, se muestra silencioso, sin nada que choque demasiado entre sí. Un acierto de distribución y al colocar velcros. Solamente el rumor del nylon nuevo rozando, algo natural que se pasará con el tiempo.

Pero habremos tenido suerte si conservamos con nosotros todos los cargadores. O no tanta, porque si toca apretar la panza contra el suelo, el 1961 loaded as nature inteded es como tener una caja de zapatos pegada al pecho. Y sacar cargadores ahí puede ser una experiencia desagradable.

El concepto sobre el que gira el 1961 es caprichoso, a veces esquivo de pillar. Un diseño que intente cumplir con tantas cosas a la vez (llevar mags de fusil y pistola, granadas de mano y fusil, utilities varios...) puede no ser bueno precisamente en todo. E incluso que se estorben entre sí.

Sin embargo, nadie dice que tenga que usarse tal como todos sus pouches dicen que debe (!) y oculta virtudes que han resistido el paso del tiempo. Dentro de vehículos es agradable llevarlo, hasta podemos conducir naturalmente con él. Pero más de una década contempla el momento en el que supuso un gran paso adelante respecto al material issued, y por alguna razón ha continuado ahí, en versiones más o menos remozadas. Tan malo no debe ser realmente.  Cosas de los tíos tatuados con anclas, águilas y tridentes que son los trend setters del cotarro y de molar saben un rato. El resto es una bola de nieve, es hype.


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